La primera ocasión en la que se reconoció internacionalmente la influencia del medio ambiente sobre el desarrollo económico mundial fue en 1972, con motivo de la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Humano. Aunque la aparición del término “desarrollo sostenible” no se produce hasta el año 1987, con la publicación, por parte de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo para la Asamblea General de las Naciones Unidas, del informe “Nuestro futuro común” (conocido como Informe Brundtland), donde se reconoce la relación entre la protección del medio ambiente y la prosperidad económica, y se identifica la degradación ambiental como un problema global, cuya solución requiere esfuerzos internacionales.
La celebración en 1992, en Río de Janeiro, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), más conocida como la Cumbre de la Tierra, consolida el concepto de desarrollo sostenible y lo dota de un carácter institucional. Esta Conferencia constituyó un encuentro sin precedentes, tanto por el importante número de gobiernos y jefes de estado implicados, como por los numerosos acuerdos firmados, y supuso el hito decisivo en las negociaciones internacionales sobre medio ambiente y desarrollo, haciendo que esta relación alcanzase una relevancia hasta entonces inédita.
El amplio acuerdo intergubernamental alcanzado en esta cumbre se plasmó en varios documentos, entre los que destacan, por su trascendencia posterior, los siguientes:
· La Agenda 21: plan de acción mundial para promover el desarrollo sostenible.
· La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: conjunto de principios en los que se definen los derechos civiles y obligaciones de los estados sobre el medio ambiente y el desarrollo.
· La Declaración de Principios forestales: primer consenso internacional sobre un mejor uso y conservación de todas las clases de bosques.
Además, se abrieron a la firma dos acuerdos legalmente vinculantes:
· La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
· El Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Tras la Cumbre de la Tierra se creó la Comisión para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, cuya finalidad es garantizar un seguimiento eficaz de los acuerdos alcanzados en la Cumbre, y apoyar, supervisar y alentar la toma de medidas concretas orientadas a estos fines. La Comisión está formada por representantes de los gobiernos y de los principales grupos comerciales e industriales, organizaciones no gubernamentales y otros sectores de la sociedad civil.
Durante la Cumbre para la Tierra se decidió que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un período extraordinario de sesiones que se celebraría en 1997, llevaría a cabo un examen de los adelantos alcanzados al cabo de cinco años. De esta forma, en junio de 1997 se celebró en Nueva York la conferencia conocida como Cumbre de la Tierra +5.
Aquí se reconoció que, durante los cinco años transcurridos desde Río, se habían logrado avances en algunos aspectos como la mejora de la calidad del aire y del agua, y en la producción de alimentos, pero también se identificó un déficit importante en la pobreza y la desigualdad social, en parte debido a la disminución de los niveles de ayuda oficial para el desarrollo y el incremento de la deuda externa. Posteriormente a la Cumbre de Río (1992) tuvieron lugar las Cumbres de Johannesburgo (2002) y Río+20.